¿Alguna vez te has preguntado si tu hijo duerme lo suficiente?
Es normal que llegues a pensar que duerme mucho, pero esto es completamente normal. Dormir es parte vital de la rutina diaria. En este espacio el cerebro y el cuerpo recargan la energía que se ha gastado durante el día, dando paso a una serie de funciones que son necesarias para el cuerpo y la mente.
Los niños realizan una gran cantidad de actividades durante el día, y esta actividad física y mental genera un desgaste energético significativo. Es difícil saber cuánto es mucho y cuánto es poco, afortunadamente la American Academy of Pediatrics realizó un listado para saber cuántas horas son necesarias para dormir:
4 a 12 meses: 12 a 16 horas.
1 a 2 años: 11 a 14 horas.
3 a 5 años: 10 a 13 horas.
6 a 12 años: 9 a 12 horas.
13 a 18 años: 8 a 10 horas.
Ten en cuenta que en estas horas están incluidas las siestas.
¿Qué factores intervienen en el sueño?
El tiempo de pandemia nos ha llevado a buscar alternativas en casa para aprovechar el tiempo, distraernos y entretener a los niños. Desafortunadamente esto también ha abierto el camino para un mayor consumo de azúcar, alimentos ultraprocesados y el uso excesivo de pantallas, factores que directamente afectan la rutina de sueño normal. Es muy importante que identifiques los 5 enemigos del sueño infantil:
Sobreexposición a las pantallas. Está comprobado que la sobreestimulación producida por las pantallas, produce alteraciones en el sueño.
Alimentación con ultraprocesados. Esto genera problemas en el desarrollo físico, mental y emocional. Adicionalmente promueve la obesidad y genera hiperactividad.
Temperatura de la habitación: Muy fría o muy caliente. Este punto es muy importante, sobre todo en bebés. Si notas que está incómodo, uno de los puntos a revisar es la temperatura.
Ausencia de rutina de sueño. Es muy importante promover rutinas previas al sueño para predisponer el cuerpo a la relajación en el momento de dormir.
Ir a dormir muy lleno, o con mucha hambre. Ni mucho, ni muy poco. Encontrar el equilibrio perfecto de la comida antes de ir a la cama es primordial para evitar interrupciones durante la hora de dormir.
¿Y cómo cambiar estos hábitos para tener una rutina de sueño exitosa?
A continuación te comparto 5 recomendaciones para generar buenos hábitos de sueño:
Promover un horario regular para ir a dormir: Mientras más regular sea el ciclo de sueño, el descanso será mayor.
Una alimentación adecuada antes de ir a la cama: Si los niños se van incómodos a la cama, sea porque han comido demasiado o porque no han comido lo suficiente, serán menos propensos a conciliar el sueño.
Establecer una rutina de pequeños pasos antes de dormir: Es positivo que el niño sea parte activa de una rutina a realizar antes de irse a la cama, por ejemplo, cepillarse los dientes, ponerse la pijama, leer un cuento, etc.
Evitar el uso de pantallas táctiles: La luz azul altera el normal funcionamiento del sueño.
Un ambiente que estimule el descanso: Habitaciones con demasiada luz, ruido, o elementos de distracción dificultan que los niños descansen adecuadamente.
Si tienes dudas sobre cómo mejorar este u otros hábitos en la vida de tu hijos, agenda tu consulta.
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